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Rentas vitalicias, la apuesta de las aseguradoras.

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La venta de un bien de 63.000 euros se convierte en 350 euros mensuales.

Se han convertido en la niña bonita del ahorro de las aseguradoras. La contratación de rentas vitalicias crece como la espuma al calor de las malas noticias sobre la subida de las pensiones y la sostenibilidad futura del sistema. En concreto, al cierre del año pasado, “17.754 personas mayores de 65 años transformaron el dinero logrado con la venta de algún elemento patrimonial en una fuente garantizada de ingresos de por vida”, resaltan fuentes de la patronal Unespa.

Buena parte de ellas, atraídas por sus ventajas fiscales. Cualquier ganancia patrimonial obtenida por una persona de 65 años o más por la venta de un activo queda totalmente exenta de tributación en el IRPF, hasta un límite de 240.000 euros, si el importe de la venta se reinvierte en una renta vitalicia con una aseguradora.

Además, estas ganancias tributan como rentas del ahorro, es decir, al tipo fijo del 19% (importes inferiores a 6.000 euros) o del 21% (entre 6.000 euros y 50.000 euros). El activo a vender puede ser desde una segunda residencia, acciones, fondos de inversión o tierras, hasta una oficina de farmacia o una licencia de taxi.

«Son un mal producto financiero, pero bueno en términos fiscales», afirma Xavier Bergé, de la correduría de GVC Gaesco

¿Y de cuánto puede ser esa renta que complementaría la pensión? Dependerá de las condiciones de cada aseguradora, pero según cálculos del sector, una aportación de unos 63.000 euros (sin derechos de herencia) se puede traducir en una mensualidad vitalicia de 350 euros al mes. “Esta aportación (63.000 euros) equivale a un tercio del patrimonio medio que tienen los hogares españoles, según el Banco de España. Por tanto, es un importe factible”, resaltan en Unespa.

“Es un mercado en crecimiento y es previsible que en el medio y largo plazo suba la demanda”, reconoce José Antonio Iglesias, subdirector general comercial de VidaCaixa, entidad en la que actualmente más de 300.000 clientes complementan sus ingresos con una renta adicional garantizada. El año pasado las primas aportadas crecieron un 15%. En opinión de Iglesias, “son una solución que se ajusta muy bien a las necesidades sociales actuales derivadas de los retos que plantea la longevidad”.

También Álvaro Castillo del Carpio, director de desarrollo de negocio de Mapfre Vida, confirma que “en los últimos dos años se ha incrementado la venta de estos productos, lo que demuestra su atractivo para personas que quieran garantizarse un ingreso definido, con independencia de las fluctuaciones de los tipos de interés”.

Es precisamente la baja rentabilidad que ofrece el producto lo que últimamente se está cuestionando, ya que cuando repunten los tipos de interés el cliente podrá encontrar otras vías mucho más atractivas. Si bien Castillo del Carpio cree que desde el punto de vista financiero son más interesantes que un ahorro en un producto tradicional de renta fija, “aunque hubiera un repunte de tipos de interés”, menciona que para salvar esa situación futura, “alguna de las modalidades de rentas que comercializamos disponen de una cláusula de revisión a los cinco años desde el momento de su contratación, lo que permite adecuar la rentabilidad del producto ante una posible subida de tipos de interés”.

Xavier Bergé, responsable de la correduría y desarrollo del negocio de pensiones de GVC Gaesco, admite que “el rendimiento financiero es escaso, pero el motivo no es ganar dinero, pues eso ya lo tendríamos que haber hecho antes; ahora toca tener un ingreso adicional periódico, constante y garantizado”. Y resume: “Son un mal producto financiero, pero es un buen producto en términos fiscales para gestionar un patrimonio y también para garantizar una renta adicional de por vida”.

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