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Cuentas, depósitos, planes de pensiones o seguros: ¿qué instrumento de ahorro se ajusta más a tus necesidades?

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Tienen rentabilidades y riesgos muy distintos, y sirven para objetivos muy variados. Descubre qué producto de ahorro es mejor para ti.

En un entorno de tipos de interés tan reducidos como el actual, es difícil encontrar un incentivo inmediato al ahorro. Las opciones más clásicas han agotado, en este ciclo, gran parte de su atractivo. Lejos de quedarse obsoletas, sin embargo, cuentas y depósitos siguen cubriendo las necesidades más básicas de un ahorrador: poner a buen recaudo su dinero, aunque por ello tenga que renunciar a obtener una renta interesante.

Los planes de pensiones y los seguros se pueden ver, entonces, como unas opciones que complementan los productos de ahorro de toda la vida. Según los expertos, ofrecen una rentabilidad más alta, pero exigen también el manejo de riesgos más importantes. ¿Cuáles son los pros y los contras de cada instrumento que un ahorrador tiene hoy a su disposición?

Intereses por debajo del 0,1%

Las cuentas de ahorro –o remuneradas– son aquellas que ofrecen cierta rentabilidad por el dinero ingresado. Es un producto con un riesgo muy bajo, ya que el capital no se perdería ni siquiera si el banco quebrara. En este caso, el Fondo de garantía de depósitos de entidades de crédito, un organismo creado en 2011, avalaría hasta 100.000 euros por cliente. Esta es la principal ventaja de las cuentas remuneradas, según Antonio Gallardo, experto en finanzas del comparador bancario iAhorro, junto con “la posibilidad de retirar el dinero en cualquier momento sin penalización”.

La desventaja estriba en la rentabilidad, extremadamente baja. “En estos años, caracterizados por tipos de interés en mínimos, es complicado superar el 0,1%”, admite Gallardo, quien cita como ejemplo la Cuenta Naranja de ING Direct: “Ha sido durante muchos años uno de los productos de referencia, especialmente por su remuneración, pero hoy solo ofrece un 0,05% de interés, mientras que la Cuenta Inteligente de EVO es un ejemplo de mayor rentabilidad, con un 0,2%”, destaca.

Comisiones para cancelar depósitos

Pese a ello, las cuentas remuneradas siguen siendo un instrumento útil, sobre todo para “conservar esa parte de dinero que podemos necesitar en cualquier momento para cubrir imprevistos”, explica Gallardo. Esta posibilidad existe también si se contrata un depósito a plazo. Su característica principal es la cesión de un capital al banco por parte del cliente hasta un cierto plazo, a cambio de una retribución.

En teoría no será posible disponer de ese dinero hasta la fecha de vencimiento del depósito. No obstante, “en la práctica, la mayoría de los contratos permiten la cancelación si se paga una comisión”, subraya Gallardo. Esta es la desventaja más importante de los depósitos a plazo que señala el experto de iAhorro, junto con una rentabilidad muy baja. “Depósitos de entidades españolas que ahora destaquen son escasos”, concede Gallardo, quien cita únicamente como ejemplo el de Wizink, remunerado con un interés del 0,85% a 18 meses.

Una fiscalidad interesante

Los depósitos también gozan de la protección del Fondo de garantía y el riesgo tan limitado es la principal motivación de quienes escogen esta opción, en palabras de Gallardo, quien aconseja dedicarle solo una parte del ahorro. “Dejemos el resto, lo que no necesitemos recuperar de forma anticipada, a productos de mayor riesgo, cierto, pero también más rentables”, sugiere.

Uno de ellos es el plan de pensiones, aunque no siempre sus ganancias son tan llamativas. A través de este instrumento, aportaciones periódicas o extraordinarias permiten constituir un capital o una renta que el trabajador podrá rescatar una vez llegue su jubilación. De entre los elementos positivos de esta herramienta, Gallardo destaca sobre todo los importes no muy grandes que exigen estas aportaciones, y la posibilidad de restarlas de los ingresos del trabajo, hasta 8.000 euros o el 30% de la renta, para aminorar el pago del IRPF.

En su opinión, no hay que olvidar tampoco la flexibilidad de los planes de pensiones, que se pueden adaptar a lo largo del tiempo a los cambios en los niveles de riesgo del usuario, puesto que se pueden cambiar a cualquier otro plan de inversión sin coste. Por el contrario –y aunque a partir de 2025 será posible rescatar el plan si habrá cumplido por lo menos 10 años– el problema principal de este instrumento de ahorro es la falta de liquidez, al ser un producto pensado para la jubilación.

“La fiscalidad también es un inconveniente si el plan se cobra en forma de capital, es decir, de una vez”, afirma Gallardo, “ya que al asimilarse a un rendimiento del trabajo, puede conllevar unos impuestos muy altos”. Si bien la desventaja más notable es el riesgo de muchos de estos planes, análogo al de los fondos de inversión, representado por eventuales pérdidas. “Si queremos adaptar nuestro plan al riesgo a largo plazo, es necesario que tengamos una gestión activa”, señala el experto de iAhorro. “Podemos empezar por planes de renta variable y bajar el riesgo para que en los últimos años de nuestra vida laboral consolidemos nuestras ganancias con productos de riesgo muy bajo”, zanja.

Diversificar con un seguro

Rentas vitalicias, capitales diferidos, unit-linked, Pias, PPA, Sialp, son otras tantas formas en las que se dan los seguros de ahorro, es decir, productos estructurados alrededor de un seguro de vida y que ofrecen cierta rentabilidad a cambio de diferentes niveles de riesgo. La posibilidad de escoger el riesgo que mejor se adapte a las expectativas del usuario es la ventaja que Gallardo subraya de este producto.

El experto de iAhorro señala dos inconvenientes. “Por un lado, en productos de rentabilidad fija, se puede caer en el error de considerarlos como depósitos, aunque no estén bajo el paraguas del Fondo de garantía; por el otro, habrá que recordar que su liquidez es muy limitada, y en muchos casos no se permiten rescates anticipados, tanto de forma parcial como total, hasta que haya transcurrido cierto plazo”, advierte.

Aun así, los seguros de ahorro pueden revelarse útiles, en su opinión, para quienes quieran complementar o diversificar el ahorro. “Por ejemplo, con un seguro de ahorro a plazo fijo se buscaría más rentabilidad que la de un depósito, y con un Sialp se conseguiría un ahorro a largo plazo o una renta vitalicia para complementar la pensión, si ya se desgrava la totalidad de las aportaciones de un plan de pensiones”, señala Gallardo.

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